El concepto de "day trading" o "operativa intradía" hace referencia al tipo de especulación en mercados financieros en los que se realizan varias operaciones de compra y venta durante un mismo día.
Los day-traders más agresivos buscan pequeños beneficios en cada una de las operaciones, limitando también mucho las pérdidas que pueden asumir. Para poder obtener rendimientos positivos significativos normalmente hacen una operativa apalancada, es decir, únicamente aportan un porcentaje (garantía) del dinero necesario para realizar la operación. Este apalancamiento o financiación se consigue a través de productos derivados tales como los futuros, opciones o CFDs.
Por el tipo de operativa se buscan activos que coticen en los mercados con más volumen donde sea fácil encontrar compradores y vendedores y sobre el que haya un mercado líquido de derivados. Los más utilizados son los de materias primas (petróleo u oro principalmente), divisas o Forex (Euro-Dólar, Dólar- Libra o Dólar-Yen son los más habituales) y, en menor medida, en índices (S&P 500, Nikkei 225 o DAX 30 como los más representativos).
Por la complejidad y riesgo de esta operativa es inviable que los pequeños inversores sin suficientes conocimientos, herramientas o tiempo pueden formar parte de esta operativa.
Existen dos grandes familias de fintech que pueden dar estos servicios
Son sistemas de especulación basados en operativa automatizada (trading cuantitativo) creados por los desarrolladores. El inversor particular puede formar parte de estos SAT (Sistema Automático de Trading) de varias formas:
La más directa es abrir cuenta de valores a través de una sociedad de valores o una gestora discrecional de carteras. Por un mandato de gestión, será la propia entidad que comercialice (podría también haberlo desarrollado) el SAT el que ejecute las órdenes en nombre del cliente.
También se puede participar de forma indirecta mediante una sociedad de valores que haga asesoramiento, o de una EAFI. Estas entidades envían las señales a los clientes y son éstos los que dan las órdenes.
Otra forma es vía "alquiler" del SAT: el desarrollador cederá la programación durante un período determinado a quien quiera clonar su operativa.
El Social Trading consiste en plataformas fintech donde traders van publicando operativa en tiempo real, y los usuarios la pueden replicar a través del broker con el que trabajen. En este caso no solo se muestran los movimientos de SATs sino también los ejecutados manualmente por operadores que no tienen automatizada su estrategia.
Que un pequeño inversor/especulador pueda operar en mercados tan complejos con una frecuencia intradiaria era impensable hace algunos años. Hasta ahora quien lo había intentado había fracasado al no tener ni los conocimientos, ni las herramientas ni la experiencia suficiente como para sobrevivir, con la réplica de operativa desarrollada por profesionales hay alguna posibilidad de éxito.
De esto se benefician tanto los usuarios finales como los desarrolladores. Tener una estrategia de éxito necesita mucho tiempo, sistemas de información, pérdidas operativas en la búsqueda del éxito. Son costes elevados, que repartidos entre una comunidad de usuarios se hacen más llevaderos y accesibles.
La transparencia que deben tener estas fintechs puede provocar que grandes traders que se mantenían en el anonimato puedan profesionalizarse. Un ejemplo lo tenemos en la "Incubadora de gestores" de Finect (antigua Unience) cuyo ganador está gestionando con éxito una Institución de Inversión Colectiva, la Smart Social Sicav.
Cada inversor o especulador tiene unas condiciones personales diferentes, ya sea por criterios económicos (ahorros, gastos, inversiones, fiscalidad, horizonte temporal…) o subjetivos (miedo, conocimientos…). Replicar la operativa de otra persona puede hacer que esté asumiendo más riesgo que el que realmente sería óptimo.
La avaricia rompe el saco y de ello obtienen beneficios empresas que actúan fuera de la legalidad, prometiendo rentabilidades desorbitadas sin cumplir los mínimos requisitos exigidos por la normativa española y europea.
Aún actuando de forma legal y de buena fe, obtener beneficios de forma recurrente con este tipo de operativa está al alcance de muy poca gente. Al estar tan apalancado, cualquier movimiento contrario más largo de lo normal o cualquier problema con el sistema puede suponer pérdidas irreparables, algo que sucede en la inmensa mayoría de los casos.
Como hemos explicado, los inconvenientes del trading fintech son muy grandes, pero no anulan a las ventajas en su totalidad, así que es posible que haya personas que quieren hacer este tipo de operativa. Si lo hacen es importante que cumplan con estos requisitos con la máxima disciplina posible:
Solo se lo pueden plantear personas muy arriesgadas, o al menos con la parte del patrimonio que puedan arriesgar en su totalidad ya que una pérdida del 100% es probable y hacerlo siempre a través de entidades o personas que cumplan los requisitos legales.
Aunque rentabilidades pasadas no garantizan las futuras, hay que buscar operativa que haya funcionado bien en condiciones de mercado muy distintas. Por supuesto, no son válidos resultados que se han tenido en cuentas "demo" (con dinero ficticio) ya que varían mucho de las ejecutadas en mercado real.